martes, 14 de junio de 2011

Angélica…

Sucedió hace mucho tiempo atrás, cuando aún estaba viva o al menos viva al resto de los ojos de los demás…
En 1919 existía una joven mujer, 17 años era ya una mujer en ese tiempo; llevaba una vida cómoda junto con mi familia, mi padre era doctor y mi madre se dedicaba por completo a mi pequeña hermana y a mí, mi vida era perfecta…hasta que lago cambió para siempre…
Mi pequeña hermana se perdió un día mientras jugaba a la pelota en el patio de la casa, y no la volvimos a ver con vida.
La buscamos por todos lados, al principio creíamos que se había ido a buscar su pelota, de vivos colores blanca con roja como una gigante menta redonda al bosque que se encuentra exactamente detrás de los terrenos de nuestra casa, peinamos la zona con ayuda de vecinos de nuestro pequeño pueblecillo y las autoridades, incluso la policía de otros tres pueblos vecinos se sumaron a la búsqueda de mi pequeña hermana Angélica, lo único que pudimos encontrar de ella fue un lindo zapatito de color blanco aperlado y su grande y bella pelota blanca y roja como mudos testigos de lo que había sucedido, y nada más…
A los cuatro días la encontraron en un arrollo que corría por las afueras de la ciudad, nada había en ella que delatara la causa de su muerte, nada salvo dos pequeñas y profundas incisiones al costado de su cuello.
No podía creer lo que veían mis ojos, lo que apenas hace una semana atrás había sido una hermosa niña de 10 años yacía muerta sobre una cama de satén blanco, con sus hermosos rizos castaños marchitos y en su tez la palidez mortuoria enmarcaban su hermosa carita, sus rasgos de ángel…Pero algo no encajaba en el cuadro, algo no parecía ser normal, es noche me quede hasta tarde, junto con mi madre quien se quedó dormida de tanto llorar la pobre.
Al acercarme al vidrio para contemplar a mi hermanita, me parecía que de un momento a otro se despertaría, casi podía observar como se dibujaba una pequeña sonrisa en las comisuras de su delicada boquita, y sobre todo me parecía que respiraba…aunque era solamente mi mente que no quería dejarla irse de mi lado, habíamos sido tan unidas.
Pero al pegar la mirada una vez más, finalmente pude observarla detenidamente…en ese momento sus ojos de almendra se abrieron repentinamente, y ya no supe más…solamente me desmayé de la impresión.
A la mañana siguiente me desperté en mi cama, con la sensación de que todo había sido solamente un mal sueño, que mi hermana no estaba muerta, y que no la había visto abrir sus ojos.
Bajé las escaleras hacia la sala de la casa, depuse de bañarme y cambiarme con la esperanza de que al tardarme la triste realidad cambiara, pero no sucedió así, aun se encontraba hay ese ataúd blanco, y dentro de el lo que había sido mi linda hermana.
Ese día lo volví a pasar de nuevo a su lado…y al atardecer cuando la sepultamos me quede a su lado, pues tenia la creencia de que podría sentirse sola…y dentro de su cripta puse su pelota, que tanto le gustaba.
Al llegar la noche, un frío viento se apoderó de mí, y una niebla espesa cubrió pronto el entorno, los árboles parecían mirar expectantes la escena de ultratumba…
De las entrañas de la tumba, salió mi hermana, pálida y etérea…un ángel inmortal, su tierna voz me llamó, y temerosa acudí a su lado.
Me hipnotizó su dulce voz, y solo escuché:
-Aún en la muerte cuidarás de mí, como yo cuidaré de ti…hermana- y me tendió los brazos, y la abracé… sentí una pequeña punzada en mi cuello y un sopor profundo.
Ahora para los demás estoy muerta, y junto con Angélica, mi hermanita pertenezco a un mundo de sombras en las que las dos reinamos juntas…reímos, jugamos como lo hacíamos a la luz del día… mis padres tuvieron más hijos, y ellos a sus hijos, nuestros hermanos ya son muy grandes... los q aún viven, pero solo Angélica y yo seremos hermanas aún en la muerte, solo nosotras seguiremos así, cuidando la una de la otra…